Cómo obra su “Magia” Pascal Box

Las pelotas de pádel, tenis y frontenis albergan en su interior una cierta cantidad de aire a presión, aproximadamente el doble de la presión atmosférica. Es precisamente este nivel de presión interior el que hace que la pelota rebote, siendo la altura de este bote, proporcional a la cantidad de aire a presión que las bolas tienen en su interior.

El funcionamiento es el mismo que el de las pelotas de fútbol o baloncesto: una pelota deshinchada, simplemente no bota. Necesitamos introducir aire a través de su válvula para presurizarla y que vuelva a botar.

Lamentablemente, las pelotas que utilizamos en los deportes de raqueta están fabricadas con un material poroso, que no proporciona un sellado estanco del interior de las mismas, con lo que el paso del tiempo hace que éstas se despresuricen inexorablemente.

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El golpeo al que se ven sometidas durante los partidos hace que este descenso de su presión interior se acelere todavía más, con lo que la pérdida que se produciría a lo largo de una semana, se produce en lo que dura tan solo un partido, aproximadamente.

En realidad, lo que sucede es que el caucho de las pelotas es incapaz de contener la diferencia de presión que existe a ambos lados, con lo que se produce un trasvase de aire de un lado a otro de dicha pared (de dentro a afuera, en este caso). Da igual que sean pelotas caras o baratas, esto al final acaba pasando.

El principio físico en el que se basa Pascal Box se fundamenta, precisamente, en la causa misma por la que las pelotas se despresurizan: el hecho de que las paredes no sean capaces de contener el exceso de presión de uno de sus lados.

De esta manera, sometiendo a las pelotas a una presión superior a la que albergan, conseguimos que la incapacidad del caucho de contener el diferencial de presión funcione en sentido inverso, de fuera hacia dentro, haciendo que el exceso de presión entre, en lugar de salir, presurizando las pelotas de nuevo hasta el nivel deseado.

Volviendo a la analogía con las pelotas de fútbol, Pascal Box vendría a ser la bomba mediante la cual conseguimos volver a insuflar aire en su interior, para que el balón vuelva a botar. No hay magia, es un principio físico sencillo al que estamos plenamente acostumbrados, en virtud del cuál se consigue no sólo mantener la presión sino recuperarla hasta el punto deseado, exactamente igual que un bombín consigue recuperar un balón de fútbol deshinchado.

¿Cuánto tiempo hace falta para que las bolas recuperen la presión? La respuesta depende de lo deshinchada que esté la bola.

Si se trata de una pelota que acabamos de abrir para jugar un partido nos bastará con 12 horas de carga en Pascal Box, debido a que estas aún no han perdido mucha presión (alrededor de un 25% de la original).

12horas

Cuando se trata de una pelota vieja que está totalmente despresurizada, su carga llevará más tiempo. Si al introducirla en Pascal Box la sometiésemos directamente a la presión final con la que queremos cargarla, la pelota estaría expuesta a un nivel de presión tan elevado, que su presión interior sería insuficiente para soportar la exterior, con lo que se deformaría en muy poco tiempo (recomendamos hacer la prueba con una pelota en mal estado, para entender el efecto).

Para evitar esto, lo que hacemos es ir subiendo la presión interior en varios pasos, a lo largo de varios días, para que la diferencia de presión entre el interior y el exterior nunca sea excesiva (a medida que se presuriza su interior, podemos ir presurizando más el exterior). El procedimiento concreto está en esta misma web, o en las instrucciones que acompañan al producto.

Los tiempos de carga de presión también pueden variar en función de la pelota que uses y el material del que esté hecha. Nuestra recomendación es que todo aquel que haya invertido en un Pascal Box, aproveche a utilizar unas pelotas buenas, porque de esta manera soportarán todavía mejor el paso del tiempo.

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